miércoles, 24 de noviembre de 2010

...y todo aquello que ella evitaba, esas miles de horribles sensaciones que la recorrían por dentro. Todo eso reapareció en el momento más inesperado.
Bastó solo una mirada, una mirada que ya creía olvidada desde hacía mucho tiempo. Luego, una sonrisa, de esas con las que siempre soñaba, pero a las que siempre lograba enterrar en el pozo de su propio olvido.
El cruel destino colocó todo eso ante sus ojos. Ella sólo quiso salir corriendo, traspasar aquellas estúpidas cuatro paredes y, simplemente, no ser nadie. Gritar hasta quedarse sin voz y llorar todo lo posible, sólo para saber con total certeza que ya no volvería a hacerlo, que ya había olvidado. 
Quiso ser capaz de todo aquello, de no desvanecerse en esa absurda sonrisa y poder ser fuerte frente a una mirada que debía resultarle casi común. Pero no pudo, aquello la superaba completamente. Él la superaba completamente cada vez que aparecía.

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