sábado, 8 de enero de 2011

Continúa recordando

Lo encontró hacía ya una semana, pero aún no había reunido el valor suficiente para abrirlo. Fue entonces, en esa tarde lluviosa en la que no había nadie en casa, cuando se sentó sobre la cama y, con sumo cuidado, abrió el viejo cofre. Al instante, el aroma a los recuerdos la invadió por completo. Tuvo que cerrar los ojos y respirar profundamente para no derrumbarse ante ellos. Y, cuando los volvió a abrir, allí estaba todo, tal y como lo había dejado hace años.
Fotos con sus amigas del instituto, con las que apenas hablaba ya; su primera carta de amor, escrita por el que seguía siendo su mejor amigo; el bolígrafo con el que hacía los exámenes importantes; el diario de aquel viaje a Londres, en el que se enamoró por completo de la ciudad en la que ahora vivía; sus primeros escritos en miles de papeles sueltos; la pulsera de la amistad que, a pesar de que se cayera de su muñeca, siempre estuvo muy cerca; fotos de la boda de sus padres, de las vacaciones con la familia y del último año de instituto; y, en el fondo, rodeado por un lazo naranja que formaba parte de aquel disfraz tan divertido, encontró un viejo diario, ese que había encontrado en casa de su abuela cuando era niña y en el que comenzó a escribir su día a día de manera irregular desde entonces.
Le dio miedo, pero comenzó a leer. Días de colegio, tardes de juegos, veranos demasiado cortos, primer día de instituto, corazones hechos pedazos por chicos estúpidos, tardes de biblioteca, matemáticas demasiado complejas, veranos intensos, examen de selectividad, y, por último, un sueño cumplido: entrar a la carrera que quería.
Lo último que escribió: "A veces, los sueños pueden hacerse realidad. Lo conseguí, y no puedo estar más feliz ahora mismo." Recordó el día en el que escribió aquella frase y sonrió. Lo que le había costado luchar por ese sueño... pero, al final, lo logró, y aún estaba orgullosísima de ello.
Lo guardó todo de nuevo y colocó el cofre sobre el armario. A pesar del miedo que le daba volver a aquellos días tan lejanos, en ese momento supo con total certeza que, es necesario recordar. No olvidar nunca aquellos días de risas o, incluso, aquellos de lágrimas. Tener siempre presentes a aquellas personas que, a pesar de no encontrarse ahora contigo, si que estuvieron durante mucho tiempo, y te ayudaron a ser tal y como eres hoy. En definitiva, nunca olvidar el pasado.
Y, para eso, ella sólo tenía que abrir un cofre.


7 comentarios:

  1. Qué lindo!! me identifica en muchísimas cosas, hace unos días me puse a leer un diario antigüo y recuerdos, de eso se trata la entrada en mi blog también, te estoy siguiendo! besos

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  2. Me alegro de que te guste:)
    muchas gracias por seguirme, Taami! un beso

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  3. es, sencillamente, precioso.
    Te sigo, me encantaría que te pasases por mi blog^^
    Un saludo :)

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  4. Si quieres, puedes, y lo sabes..
    Espero ser una de esas personas que a pesar del tiempo, la distancia y todos esos inconvenientes, siga en tu vida durante mucho tiempo, mi pequeña lagartija.

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  5. Muchas gracias, Alicia! yo también te sigo a ti, que me gusta mucho el tuyo también :) un beso!

    y, doña Anónima, he de decirte que, por mucho que pase el tiempo, hay personas que no se olvidan :)

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  6. Tenías razón, no tendría que haberlo leido. Pero soy asi de masoca, me encanta :)

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  7. INCREÍBLE!
    me encanta y me has hecho recordar muchos de esos momentos! :)
    sigue escribiendo que eres la mejor! :D

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