jueves, 9 de diciembre de 2010

Camina. No mires atrás.

Me encuentro ante la oportunidad de cambiarlo todo. Estoy exactamente a dos centímetros de tus besos y aún me permito el lujo de dudar.
Una parte de mí me dice que me aparte, que salga corriendo y que te deje con la misma sensación con la que tú me dejaste a mí hace ya tiempo. Pero entonces aparece esa yo del pasado, que me dice que te bese, porque ella te necesita. Y tiene razón, ella te necesita, yo te necesitaba hace meses. Pero ya no. Siento decepcionarte pero ya no soy esa estúpida que besaba por dondequiera que pisaras. 
Y es que de todo se aprende, y gracias a ti aprendí a no contar cada segundo en el que no estás a mi lado. Aprendí a tirar el reloj por la ventana y a no malgastar suspiros en personas que no los merecían. Personas como tú.
Así que me aparto de tu boca y, pidiéndole disculpas a esa yo del pasado y asegurándole que, más tarde o más temprano, todo cambiará, sólo te digo una cosa:
- Gracias. Si no fuera por todo lo que pasó ahora mismo sería una idiota. Tanto como tú.
Y me voy, con la cabeza bien alta y con un orgullo que no se me quitará en mucho tiempo. Porque por fin pude hacer lo que debía, planté cara al pasado y lo hice tal y como tenía que hacerlo.

1 comentario: