jueves, 27 de marzo de 2014

Hasta siempre

Sin saber muy bien por qué, tecleó esa dirección en su ordenador, que la llevó de vuelta a su pasado. Palabras Tardías seguía ahí, tal y como lo había dejado la última vez hacía ya varios años. Ese rincón especial donde siempre conseguía refugiarse la saludó de nuevo, y ella no pudo evitar, como una de tantas veces, volver a sumergirse en sus frases.
Siempre había sido su pequeño lugar, en el que hablar consigo misma y con quien quisiera escucharla. Un lugar en el que nunca dejó de recordar a quienes ya no estaban pero, sobre todo, a alguien en concreto. Cada letra, cada frase y cada coma estaban dirigidos a una única persona a la que aún recordaba perfectamente.
Sin embargo, a medida que leía su sonrisa se ampliaba más y más. Y no porque los textos con los que se encontraba en ese viejo blog fueran precisamente alegres, sino simplemente por recordar. Por recordar y ver cómo cambiaron las cosas con los años. Cómo, lo que veía totalmente negro en su momento, acabó por tener su pequeño haz de luz y cómo, con el tiempo, las cosas empezaron a salir como debían.
Que no era la misma era un hecho, y lo que la rodeaba ahora mucho menos. Sin embargo, tenía algo pendiente. Nunca le gustaron las despedidas, pero tuvo claro que éste era el momento de decir adiós al sitio en el que, sin duda, se sintió más segura por aquellos años. Tocaba dar una explicación a todos los que necesitaban leerla y, sobre todo, asegurarles a todos los que se pudieron sentir identificados que las cosas, al final, y aunque a veces tarden demasiado, cambian. Y así lo hizo.

Sin licencia literaria alguna comenzó, y fue curioso cómo, después de tanto tiempo sin escribir, las palabras salieron solas. Cerró la página con la mayor de las nostalgias, pero con la certeza de que había hecho bien. Palabras Tardías seguiría ahí, para quien quisiera, incluso para ella misma. Pero, ahora, ella debía empezar en otro lugar.




Supongo que esto es algo que debería haber hecho hace ya demasiado tiempo. Palabras Tardías acabó en el momento en el que las sonrisas de verdad aparecieron en mi camino. Creé el blog con la intención de contar pero, ya saben, sobre todo a mí misma. Me alegra ver cómo esa etapa de mi vida ya pasó y cómo aún las sonrisas no se han ido.
Gracias a quien me las saca cada día, a quienes me animaron a empezar con esto y a quienes lo hicieron ser incluso más importante de lo que ya era para mi.
Vuelvo a escribir, pero supongo que en algún otro lugar. Naïve siempre será una parte importante de mi vida, y este espacio también. Creé Palabras Tardías para decir todo lo que me callaba de la mejor manera que sabía, para contar mi larguísima historia, pero sorprendentemente, acabó por llegar a muchas más personas de las que esperaba en un principio. A todas ellas gracias.
Incluso, a todos los que llegan ahora, o llegaron tarde, gracias también. Esto seguirá abierto para todos, ya que tengo claro que no se borra aquello que vives. No me arrepiento de nada porque, al fin y al cabo, todo esto me ha llevado a donde estoy hoy. Incluso esa persona de la que tanto les hablaba. Él también me ha llevado a hoy y, aunque en su momento doliera, nunca podré agradecer todo lo que vino tras mucho tiempo de espera. Y es que, al final, todo llega.

Gracias, de corazón
Naïve