lunes, 27 de febrero de 2012

Cuando la vida empieza a sorprenderte

Había pasado demasiado tiempo, demasiados veranos y demasiados inviernos repitiendo constantemente la misma historia. Habían pasado días, meses e, incluso, años viendo cómo todo avanzaba a su alrededor, cómo todos continuaban con sus vidas excepto ella. Y es que, sin saber ni siquiera el por qué, su vida había quedado anclada en un Septiembre, hasta el momento, inolvidable. Un absurdo mes en el que a las cosas les dio por empezar a volverse grises, por empezar a doler.
Y Septiembre trajo consigo Octubre, y este Noviembre, y, así, una sucesión de días en los que las páginas del calendario no dejaban de avanzar, recordándole que, a pesar de que las horas pasasen, todo continuaba exactamente igual que aquella tarde de principios de Otoño tras la que, sin saber por qué, comenzó a vivir en blanco y negro.
Dicen que las cosas cambian cuando menos te lo esperas y, aunque ella había optado por no hacer caso a esta afirmación desde hacía tiempo, llegó el momento en el que pudo sentir la realidad de las palabras de todos aquellos que la pronunciaron. Porque un día, de repente, y prácticamente sin avisar, su mundo dio un giro de 180º. Las sonrisas empezaron a florecer y el gris comenzó a ser desplazado por una oleada de colores intensos.
Y es que, a veces, pasa. A veces, acabas por comprender que el pasado consigue evaporarse con apenas un par de sonrisas sinceras, y logras entender aquello de que, tras la tormenta, acaba por salir el sol. Ocurre que, después de todo, le encuentras el sentido a aquellas palabras que cantaban a través de tus auriculares y confías en que los deseos al soplar las velas en tu cumpleaños se vuelven realidad.
Vivió durante demasiado tiempo una situación que ni siquiera ella misma había conseguido soportar del todo. Sin embargo, a partir de ese día, todos esos momentos se habían desplazado hacia el lugar del que nunca debieron moverse: el pasado.
Cuando llega alguien que te hace mirar hacia delante, que, por fin, pone esa barrera para dejar el pasado al otro lado y consigue que no veas más allá de unos ojos que no paran de mirarte de esa manera. Cuando empiezas a sonreír por las mañanas, por las tardes, por las noches, y cada segundo del día si sabes que esa persona está ahí. Cuando descubres que es mentira eso de que la perfección no existe, porque has vivido momentos perfectos con una persona perfecta. Cuando Septiembre se desplaza y sólo piensas en un Febrero inolvidable. Cuando ocurren tantas cosas buenas que eres incapaz de creerlo... te aseguro que no hay nada mejor que eso.


Sin retrocesos, sin dudas, sin destino.